Inquisi­ciones durante COVID-19

Elena/Eleno de Cés­pedes. Lucrecia de León. Durante esta semana vamos a leer los casos de estas dos per­sonas. Elena/Eleno, a quien voy a llamar Elen@, es un caso en el que se com­binan prob­lemas históricos y teóricos que incluyen la vida sexual, el régimen de cred­i­bilidad del sujeto inquisi­torial, la propia fia­bilidad del sistema de inter­ro­gación, las cues­tiones de raza, género, etc. En el caso de Lucrecia muchos de esos mismos temas están en juego, jun­ta­mente con la cuestión de la veracidad de la visión, de las formas de inter­pretación del sueño y la pro­fecía, etc.

Miguel de la Flor, un esclavo novo­hispano de origen angoleño, es reclamado por los tri­bunales inquisi­to­riales tras una partida de dados. El trabajo de Rodrigo Salomón Pérez Hernández nos ayudará a conocer mejor las dinámicas de poder en torno a la racial­ización y el estatuto del sujeto inquisitorial.

Pocos años antes del caso de Miguel de la Flor se decreta mediante un bando la expulsión de los Moriscos del reino de Valencia. Este decreto establece con detallada cru­eldad las condi­ciones de expulsión y sep­a­ración de familias, y crea una serie de difer­encias de carácter racial o de sangre que mar­carán los pro­cesos de depu­ración de la sociedad española de la modernidad.

Esta sesión está ded­icada a un caso inquisi­torial, el de Román Ramírez, un morisco de Deza, que fue apre­hendido e inter­rogado por la Inquisición. Fal­l­ecido durante el proceso en las cárceles inquisi­to­riales, fue quemado en efigie en el auto de fe de Toledo pre­sidido, prob­a­ble­mente, por el Car­denal Niño de Guevara (el mismo pintado por El Greco). El caso de Román fue tremen­da­mente famoso, y pasó a ser uti­lizado por Martín del Río, jesuita fla­menco (nacido en Amberes) de origen español, en sus Dis­qui­si­tiones Magi­carum, conocido a veces como Sobre la Magia Demoníaca (porque hay que vender libros, y ese título vende bien). Aparente­mente, el dra­maturgo mex­icano Juan Ruiz de Alarcón pres­enció el auto de fe (es dudoso, claro) e hizo una obra de teatro al respecto del caso, Quien mal anda en mal acaba –la propia autoría única de Ruiz de Alarcón es dudosa, y es posible que se trate de una obra de colab­o­ración, o en todo caso sometida a cambios y varia­ciones a lo largo de su his­toria leída y escénica.

Algunas de las pre­guntas que nunca dejan de surgir en todo estudio de las inquisi­ciones y su manera de articular una vio­lencia sistémica a todos los niveles de la política se man­i­fi­estan en solo unas pocas: ¿cómo es posible que pobla­ciones enteras, durante siglos, hayan per­mitido que un sistema como este se man­tu­viera en plena vitalidad? ¿Cuál es el grado de sen­si­bilidad de las per­sonas que con­sti­tuyeron las sociedades del antiguo régimen (es decir, ante­riores a las que imponen el imperio del derecho, la soberanía democrática, the rule of law) para tolerar la exhibición de la desigualdad, de la vio­lencia, de la muerte, delante de sus propios ojos? ¿Por qué no se rebe­laron contra las formas de tiranía vigentes y patentes a diario? ¿Cómo pudieron con­ver­tirse, en muchos casos, en dela­tores, instru­mentos del propio sistema? Esas pre­guntas, sin embargo, pueden mul­ti­pli­carse en una lista interminable.

Pero no somos los primeros en hacérnoslas. Posi­ble­mente tampoco lo fue Étienne de la Boétie al escribir el Dis­curso sobre la servidumbre vol­un­taria. Pero en cambio él le dio nombre a la pre­gunta genérica: ¿cómo tiene lugar la servidumbre vol­un­taria? Ese es uno de los temas que vamos a examinar esta semana. Leyendo tanto el texto de Étienne de la Boétie como el Guantamo Diary, de Mohamedou Ould Slahi, nos vamos a inter­rogar por la relación entre servidumbre y deseo. 

Iván Kara­mazov tiene un plan para un poema. Quiere escribir sobre el Gran Inquisidor en el momento en que se encuentra con la segunda venida de Cristo y que, frente a toda pre­visión, las masas (sevil­lanas), en lugar de darle la espalda, lo reconocen. Iván le explica este poema a su hermano pequeño, a quien apenas conoce, el ultra reli­gioso Aliosha, que lo escucha quizá descon­certado. Esta última semana de clase la dedicamos a las cues­tiones en que este plan poético nos hace pensar, así como en algunas con­clu­siones acerca de este curso.