Mimesis de Auerbach: Co-vidas

By | Published on March 29, 2020

Forma parte del mito de las humanidades. En 1935, Erich Auerbach fue obligado a aban­donar su puesto de pro­fesor en Mar­burgo, y, emi­grando a Estambul, fue pro­fesor de esta uni­ver­sidad entre 1936 y 1947. En Estambul escribió Mimesis, su obra quizá más conocida. El mito es que para poder escribir su obra, este antiguo doctor en derecho penal reci­clado en doctor en filología románica (dos doc­torados que quizá son más cer­canos de lo que parecen) confió en el poder de su bib­lioteca interior, en su memoria poética, y posi­ble­mente también en la memoria de sus manos. Escribió a mano, y las manos a veces saben más de lo que uno supone.

Este mito resuena por todas partes en el uni­verso de quienes pululan por entre los pasillos del conocimiento humanístico. Uno podría evocar aquí ese momento en que Sócrates se dirige a sus inter­locu­tores, Gorgias, Polus y Cal­iclés, para nar­rarles los cambios de pro­ced­imiento en el juicio final tras la emas­cu­lación de Cronos y el ascenso al poder de Zeus. Les dice que lo que van a oír es quizá un mito para ellos, pero para él es lógos, es la materia de la que está hecha la filosofía. Lo que Sócrates quiere decir es que la filosofía, el pen­samiento crítico, no está hecho úni­ca­mente de lógos, sino también de mito.

La pan­demia del COVID-19 en la que exis­timos en este momento, tras 15 días de reclusión (en el caso de quien esto escribe desde el 13 de marzo de 2020), y con una pre­visión difícil sobre lo que viene a con­tin­uación, puede, podrá parecer un mito para quienes vengan después, tal vez incluso para nosotros mismos una vez acabe. Pero el lógos de este mito con­siste en man­tener la tensión del pen­samiento crítico y de la his­toria, para que todas las trans­for­ma­ciones que se van a pro­ducir a con­tin­uación no sean con­sid­eradas como nat­u­rales, sino como el pro­ducto min­u­ciosa­mente estu­diado de una serie de cambios de pro­ced­imiento fun­da­men­tados en una catástrofe natural cuya impor­tancia es innegable. Las vidas que desa­parecen, la cre­ciente vul­ner­a­bilidad de las per­sonas menos favore­cidas, el enriquec­imiento mayúsculo de las per­sonas más priv­i­le­giadas, todo eso no será sim­ple­mente una forma de selección natural, sino el fruto del trabajo del ultra­l­ib­er­alismo más salvaje y menos solidario.

Para este número especial de Iberian Con­nec­tions he pedido, a quien desee par­ticipar, que pro­duzca un man­u­scrito sobre lo que tiene en su bib­lioteca interior. Que examine no lo que puede inves­tigar entre los libros que le son famil­iares, sino entre aquellos que ya se leyeron, se olvi­daron, se leyeron a medias, pero con­sti­tuyen el com­bustible cotidiano para seguir pensando.

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