El fin del mundo al alcance de la mano
By Fernando Bracaccini | Published on March 21, 2020
Tras escuchar el audio que el Profesor Velasco nos compartió, no pude evitar quedarme pensando en la idea del “fin del mundo en nuestras manos”. Hay muchas formas distintas, y a la vez reveladoras, en las que podemos pensar acerca de este concepto. Se me ocurren las siguientes.
Una bien literal: en el marco de la pandemia COVID-19, se nos presenta un escenario de fin de mundo que se encuentra literalmente en nuestras manos. En lo que tocamos. Tanto la propagación del virus, como el resguardo de él, está “en nuestras manos” (que, dicho sea de paso, debemos lavar frecuentemente). Esto, que parecería una coincidencia irrelevante, constituye una metáfora interesante para pensar en otras dos dimensiones de este escenario de fin de mundo que atravesamos.
El primero de estos sentidos alegóricos refiere a la responsabilidad que nos cabe en este tipo de escenarios: el fin del mundo está en nuestras manos, depende nosotros. Pensemos, por ejemplo, en la discusión acerca del cambio climático y las acciones de mitigación que el movimiento Extinction Rebellion y la encíclica papal Laudato Si promueven. O aquello con lo que Greta Thunberg nos interpela: ¡Está en nuestras manos! Debemos hacer algo para evitar que la situación de fin pronosticada no acontezca, o al menos para mitigarla. Algo similar ocurre en la pandemia de COVID-19: la propagación del virus depende integralmente de la responsabilidad con la que actúe cada une de nosotres.
El segundo sentido, se refiere a la idea del fin del mundo como algo ordinario. Es algo cotidiano, algo que vivimos frecuentemente, “que está en nuestras manos”. Y es aquí donde, tengo la impresión, que nosotres podemos tener una visión algo diferente acerca de todo lo que está ocurriendo.
Para muchas personas, la crisis actual representa una idea de fin muy novedosa y angustiante. Se presenta, a sus ojos, como un escenario de excepcionalidad. Gracias a buena parte de las discusiones que hemos mantenido durante el semestre, nosotres podemos tener una visión distinta. Indudablemente, lo que acontece es y seguirá siendo angustiante y también sorprendente. No será, sin embargo, excepcional. O, al menos, no tendrá la misma excepcionalidad a nuestros ojos que a los ojos de esas otras personas.
A lo largo del curso, nos hemos encontrado con numerosas situaciones de fin de mundo. Sabemos hoy que el fin está en todas partes. Así como también el comienzo. Algunos fines tienen una escala brutal y una estética apocalíptica, mientras que otros son más sutiles y cotidianos. Pero todos ellos son escenarios de fin. Y, tal como hemos visto en el curso, la idea de continuidad (que, eventualmente, terminará cuando llegue el gran final) se ve jaqueada por la continua sucesión de fines y principios en distintos ámbitos. Desde esta perspectiva, el fin del mundo no es un estadio excepcional, sino que está al alcance de la mano. Es algo cotidiano.
Desde ya, esto no supone de ningún modo negar la gravedad de los escenarios de fin de mundo, y en particular de esta pandemia (sobre la cual, en lo personal, estoy muy preocupado). Por el contrario, sugiere continuar reflexionando desde un ángulo distinto acerca del final. El cual, paradójicamente, está en nuestras manos.